1. Estadios intermedios de los órganos sexuales
  Hirschfeld entiende por estadios intermedios de los órganos sexuales seres humanos cuyos órganos genitales muestran rasgos característicos de ambos sexos. (En la literatura especializada son llamados por lo general pseudohermafroditas. Se caracterizan como hermafroditas "auténticos" los seres de doble sexo que pueden reproducir, como los caracoles y las avellanas).

En nuestra sociedad cada ser humano debe tener un solo sexo. Hirschfeld redacta dictámenes periciales sobre personas cuya clasificación sexual es problemática. Para el dictamen es determinante saber: 1. a qué sexo quiere pertenecer la persona, 2. si es la parte "masculina" o "femenina" la que predomina corporal y mentalmente.

En su dictamen sobre la catorceañera Bertha D. resume Hirschfeld:

"A. Como totalmente masculinos se presentan la pilosidad de la barba y del cuerpo, el pubis, la voz, y en relación negativa especialmente el pecho.
Más bien masculinos son: el pene, la expresión de la cara, la pelvis, y los movimientos. No se pueden probar signos masculinos de testículos, escroto, próstata, y eyaculación.

B. Como femeninos se presentan: los labia majora.
Más bien femeninos son: la uretra y la vagina. No se pueden probar signos femeninos de ovarios, útero, trompas uterinas, y menstruación.

C. Todos los demás caracteres sexuales corporales y mentales son mixtos.

D. Totalmente ausente es la pulsión sexual, masculina o femenina. Falta también hasta ahora una conciencia sexual claramente masculina o femenina.
"

Hirschfeld deduce del predominio de caracteres sexuales masculinos que "la química interna" debe ser "predominantemente masculina" y que puede admitirse la existencia de una "glándula de la pubertad con secreción interna masculina".

Por eso - concluye Hirschfeld en su dictamen - "la persona llamada hasta ahora Bertha D. pertenece al sexo masculino. En consecuencia hay que cambiar en el registro civil su sexo, así como, según su deseo, su nombre de Bertha a Berthold. Los vestidos y documentos personales deben ser igualmente cambiados. Su pretensión de ser rebautizada y bendecida como niño parece fundada".  3 
(Hirschfeld: Sexualpathologie. Bd.2, Bonn 1918, S.54/55)

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